martes, julio 22, 2003
Y fue el día 23 desde la cuenta de la aparición de Sir Nikolav, que apareció un nuevo y desafiante caballero.... sus rasgos pardos lo distinguían del resto, era fácil distinguir que provenía de una ciudad lejana. Lleno de misterio, y con un hálito de muerte, bajo de su caballo, un corcel negro críado en los día de Morokai el Tahur.
Al pisar el suelo, escupió y de un salto enfiló hacia las puertas del reino. A su paso aparecieron 4 soldados de la portería quienes quedaron estupefactos, y cayeron de inmediato al suelo, pidiendo piedad.
Cuando el viajero cruzó el umbral... ya nada sería igual en ese lugar...
Al pisar el suelo, escupió y de un salto enfiló hacia las puertas del reino. A su paso aparecieron 4 soldados de la portería quienes quedaron estupefactos, y cayeron de inmediato al suelo, pidiendo piedad.
Cuando el viajero cruzó el umbral... ya nada sería igual en ese lugar...
viernes, julio 18, 2003
... y el Rey mandó llamar a sus feligreses que ansiosos esperaban las buenas nuevas, luego de la visita de su Soberano a tierras lejanas.
Luego de una corta espera, vieron como una luz blanquecina emergía de la pequeña ventana del castillo y se perdía en el horizonte. Murmullos y comentarios por lo bajo inundaron la plaza.
Diecisiete minutos mas tarde, se vio abrir la ventana y una figura recortada por la luz pidió silencio y dijo:
- "Mi nombre es Sir Nikolav, el Rey me ha honrado con una invitación que no puedo rechazar: a partir de este momento seré un comentarista oficial del Reino... "
La plaza se hizo silencio. Miradas desconcertadas y una sensación extraña, hasta que un muchacho de corta edad, que se encontraba entre el público exclamó en voz alta:
- "Bah! ¿para esto nos mandaron llamar? Que gilada..."
A lo que el publico respondió con una carcajada de aprobación y empatía. En pocos segundos ya nadie quedó para seguir escuchando el discurso del emocionado nuevo heraldo.
Luego de una corta espera, vieron como una luz blanquecina emergía de la pequeña ventana del castillo y se perdía en el horizonte. Murmullos y comentarios por lo bajo inundaron la plaza.
Diecisiete minutos mas tarde, se vio abrir la ventana y una figura recortada por la luz pidió silencio y dijo:
- "Mi nombre es Sir Nikolav, el Rey me ha honrado con una invitación que no puedo rechazar: a partir de este momento seré un comentarista oficial del Reino... "
La plaza se hizo silencio. Miradas desconcertadas y una sensación extraña, hasta que un muchacho de corta edad, que se encontraba entre el público exclamó en voz alta:
- "Bah! ¿para esto nos mandaron llamar? Que gilada..."
A lo que el publico respondió con una carcajada de aprobación y empatía. En pocos segundos ya nadie quedó para seguir escuchando el discurso del emocionado nuevo heraldo.